Preguntas frecuentes
Con respecto al trasfondo de hermandad
Creemos que resume bastante bien lo que se pretende: hacer una especie de templo móvil, que no dependa de una base fija para sustentarse. Pensamos que este sentimiento cuadra bastante bien con las ansias de exploración de los pandaren de la Isla Errante y que, al mismo tiempo, preserva el trasfondo monástico.
Con respecto a la admisión
Para aceptar a una persona dentro debe ser alguien con quien hayamos interpretado previamente, que sepamos que cuadra con nuestra forma de hacer las cosas y que viene a divertirse. Todavía no se nos ha ocurrido bien cómo hacerlo, es algo a discutir cuando seamos más, pero creemos que antes de aceptar a alguien tiene que darse a conocer y también conocernos a nosotros, y de ahí que hayamos hecho hincapié en esta medida.
Con respecto a los rangos
Son flexibles. En función del rol de vuestro personaje podréis entrar como Discípulo, como Deambulante o incluso como Maestro. Como se supone que nos habremos conocido de interpretar antes de que alguien ingrese, conoceremos su rol y se le podrá poner en consenso la etiquetita más afín con él. Son bienvenidos no sólo monjes, guerreros o chamanes aventureros, sino también artesanos, mercaderes y artistas que buscan perfeccionar sus artes. El Monasterio cultiva numerosas disciplinas y precisa de gente menos combativa, no sólo luchadores.
Un apunte para escaladores audaces: trepar hacia arriba no sirve de nada. Todos los rangos tienen los mismos privilegios para reclutar nuevos miembros. Por eso es tan necesario que haya confianza entre todos, porque todos tendremos los mismos poderes. Incluso dentro del rol, las decisiones globales se toman en comunidad: tanto la entrada de miembros, “ascensos”, medidas de convivencia y asuntos de trama.
No hay obligación de montar eventos ni nada por el estilo, porque tampoco hay oficiales auténticos. El canal de oficiales estará vetado para todos. Incluso los “maestros”, de mutuo acuerdo, deben basar su docencia en la negociación con sus “discípulos”. Y sabrán de antemano que son dos roles a interpretar que han sido elegidos con total libertad por cada uno de ellos y que están igualados a todo efecto.
Con respecto a la convivencia
Al entrar en la hermandad se pide un compromiso, dentro y fuera del rol, para que entre todos nos opongamos a los comportamientos socialmente reprobables. Como pone en ese apartado, se pide comprensión y solucionar cualquier malentendido poniéndose en el lugar del prójimo. Si alguien no cesa en este tipo de actitudes, se le pedirá unánimemente que abandone la hermandad. Nadie salvo el maestro de hermandad tendrá poder para expulsar, así que tendrá que ser él quien lo haga.